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Un día como hoy, hace 204 años, el líder salteño muere a los 36 años por una herida de guerra sufrida en sus enfrentamientos contra los realistas españoles. En su corta vida acumula hazañas e hitos que lo convierten en héroe nacional.

Si uno de los requisitos necesarios para ser un héroe es tener la valentía para realizar hazañas que parecen imposibles, Miguel Martín de Güemes cumple con esta condición, teniendo en su historial un hito militar único en la historia del mundo: tomar un barco a caballo. Con aportes del historiador chaqueño Mauricio Muro, repasamos los hitos más importantes de su corta vida.

Hijo de una familia muy rica, nació el 8 de febrero de 1785 en la ciudad de Salta. Desde muy pequeño aprendió las labores rurales, teniendo muy buena relación con los trabajadores de sus campos. Sobre todo se destacaba por ser un excelente jinete, recorriendo cada rincón de la geografía salteña.

En un hito militar único, Güemes tomó un barco a caballo cabalgando sobre las aguas.

A los catorce años inicia su carrera militar, y en 1806, a sus veinte, le toca ir a Buenos Aires. En junio de eses año se producen las primeras invasiones inglesas, y el joven Güemes defendió la ciudad con la milicia rioplatense, en lo que se considera el gérmen del nacimientos de nuestra patria. Los soldados británicos lograron tomar la ciudad, pero el pueblo rioplatense se organizó en las sombras y en agosto se lanzó la reconquista, comandada por Santiago de Liniers. Es allí cuando nuestro héroe realiza la hazaña imposible.

La fragata inglesa Justine con 22 cañones y 120 tripulantes, encalló en las orillas del Río de La Plata, mientras en tierra la caballería al mando de Güemes prestaba batalla. Con las aguas bajas, el joven salteño percibe un cambio de viento que retira las aguas y decide que es el momento de dirigirse hacia el barco: Güemes se mete al río con su caballo, cabalga por las aguas y logra subir cabalgando al barco y lo captura, una proeza única en el mundo. Esto fue clave para recuperar la capital del Virreinato.

Pero allí solo comienzan sus hazañas. En 1810 su familia apoya la revolución de mayo, y en noviembre comanda y vence en la batalla de Suipacha, la primera victoria de los patriotas, con un gran escuadrón de gauchos entre sus tropas. En 1812 conoce a San Martín, y lo convence de que la mejor forma de defender el norte es con la guerra de guerrilla. El Libertador lo deja a cargo de la frontera norte, y la va defender permanentemente contra las tropas españolas junto a sus históricas milicias gauchas: «Los Infernales», un ejército popular que fue el primero de estas características en la joven Argentina.

Güemes y sus "Infernales".

Tras salir victorioso en la batalla de puente de Márquez, en 1815 es elegido gobernador de la provincia de Salta, por consenso de las élites y pedido de su pueblo, ya que se convirtió en un líder carismático. En su gobierno, Güemes toma medidas a favor del pueblo, lo que le vale el nombre de «Padre de los pobres» y lo que lo enfrenta con la aristocracia salteña, a quienes le cobraba impuestos para financiar la campaña militar.

La táctica militar «güemesiana» consistía en dejar entrar a los españoles hasta que se establezcan en suelo salteño: allí, en territorio conocido, los asediaban constantemente en pequeñas partidas con ataques breves, haciendo imposible su estadía y sin enfrentamientos directos, donde perderían. El objetivo no era avanzar, sino aguantar, que los realistas no pasen. Esta defensa exitosa fue fundamental para que San Martín logre su gesta libertadora en el norte del continente sudamericano.

En 1821 lo destituyen como gobernador, pero un evento conocido como «La revolución de las mujeres» (con su hermana «Machacha» al frente) logran su restitución. Sin embargo, la situación se volvía insostenible: su enfrentamiento con la élite provincial, hace que su financiamiento se agote. Además, mantenía una relación tensa con Buenos Aires e incluso estaba enfrentado con el gobernador de Tucumán.

Aprovechando las internas, los españoles acuerdan con un grupo de tucumanos: el traidor José María Valdés, los guía y los deja ingresar a Salta, y estos toman saquean la ciudad. En este contexto, el 7 de junio Güemes sufre un atentado y es herido de bala por la espalda. Las heridas no fueron mortales: logra correr con su caballo y llega a uno de sus campamentos. Ahí lo atienden pero algunas versiones indican que el salteño era hemofílico, es decir, sus heridas no podían sanar lo que produce un sangrado excesivo.

Pintura de Güemes en su lecho de muerte.

Tras una larga agonía muere el 17 de junio de 1821. En su lecho de muerte, los españoles le ofrecen atención y riquezas a cambio de rendirse, y en un carta este le responde: «Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. No son asesinos sino de los tiranos que quieren esclavizarlos». En otra ocasión que intentó ser sobornado, en 1816, el único general argentino caído en acción de guerra respondió: «No quiero favores con perjuicio para mi país, este ha de ser libre a pesar del mundo entero».

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